La gran revolución que está creando el coaching profesional en diversos espacios es poderosa. Las organizaciones se están beneficiando de esta novedosa herramienta, disciplina formativa y autodenominada profesión de la sociedad moderna. En una organización crear una cultura de coaching es muy beneficioso como lo demuestra el estudio mundial de coaching otorgado por la ICF (International Coach Federatión), la institución que alberga a más de 34, 000 coaches miembros en todo el mundo y regula la práctica del coaching profesional.
En la Iglesia también se está haciendo una gran revolución, sacándola de su ensimismamiento o zona de confort para volcarse a lo que es en esencia, una iglesia misionera, una Iglesia de las periferias. Es el mismo papa Francisco, el líder máximo de la Iglesia quien promueve ésta gran revolución. Desde que empezó su Pontificado ya comenzó a “Hacer Lío”, invitando al Pueblo de Dios a orar después de su elección y renunció al clásico palacio pontificio para vivir, pernoctar en Casa Santa Martha un lugar distinto y cercano a la casa papal. Son muchos los gestos que el papa Francisco ha realizado y sigue realizando como sus mensajes que traen esperanza a la humanidad y hacen mirar a la Iglesia con rostro más humano y misericordioso: “quiero una Iglesia pobre para los pobres”.
El coaching pastoral desde las periferias y en el corazón de la Iglesia…
Es en este contexto que nace un nuevo modo de hacer coaching desde la visión cristiana y misionera de la Iglesia que anuncia la Buena Noticia de Jesucristo, Dios y Salvador de la humanidad como lo veníamos diciendo en un escrito anterior. Las periferias existenciales en el lenguaje del papa Francisco son esos espacios nuevos de evangelización donde el mensaje de Jesucristo se encarna y revitaliza a la humanidad, esos espacios que hemos descuidado muchas veces los cristianos por acostumbrarnos a una zona segura, buena, pero que quizás podía enfermarse o se estuvo enfermando ya que el aire nuevo del Espíritu Santo debía seguir renovando sus estructuras e impulsarnos a la gran misión universal, “vayan por todo el mundo y hagan mis discípulos, bautizándolos…” (Mateo 19, 20-21).
San Pablo, el gran misionero y apóstol de los gentiles, cuando predicaba a los griegos, una religión politeísta, detectó que había un llamado “dios desconocido” (una representación de una deidad, de un dios que realmente existía, pero cuyo nombre y la naturaleza no se reveló a los atenienses o al mundo helénico en general) y utilizando esa figura predica el Evangelio, prestándose de ese recurso o contexto. De la misma forma podemos decir que la Iglesia se presta del coaching profesional a través del coaching pastoral para co-crear un espacio de crecimiento y desarrollo personal y pastoral en los agentes de evangelización indistintamente su estado de vida.
Desde la experiencia del coaching profesional muchos cristianos reciben procesos de coaching, pero tenemos un nuevo modo hacer coaching que calza con el marco de su espiritualidad, creencia religiosa, la fe cristiana y sus principios que predican y que los ayudan para “ser sal y luz en el mundo” (Mateo 5, 13-16). Ahora miremos los procesos de coaching en los mismos agentes de pastoral desde esta experiencia, el poderoso aporte que no sólo pueden realizar, sino ya se vienen realizando desde el año 2010 donde se inicia esta práctica profesional en el interior de la Iglesia Católica y latinoamericana a través del coaching pastoral.
El coaching pastoral es un coaching que promueve el aggiornamento que el Concilio Vaticano II nos trae como novedad y debemos todavía seguir aplicando sin timidez, saliendo de nuestra zona de confort y respondiendo a la llamada que nos ha hecho Jesucristo como portadores de su Buena Nueva en los diferentes contextos y culturas. El coaching pastoral responde a la propuesta de la nueva evangelización que debe ser nueva en su ardor, en sus métodos y sus expresiones. Ese ardor que nos pide el proceso de nueva evangelización toma forma clara y pastoralmente creativa a través de la metodología de intervención que tiene el coaching pastoral para el acompañamiento de los agentes de evangelización que necesitan un desarrollo humano integral desde la perspectiva de la fe. Colabora, por consiguiente, este nuevo modo de intervención, acompañamiento con el proceso de humanización de las comunidades de fe y su respuesta coherente y creativa a los retos que nos plantea la nueva sociedad. “El coaching pastoral es un coaching desde las periferias existenciales para llegar al centro de la Iglesia, impulsarla y promover una Iglesia Viva que anuncia a Jesucristo como su Señor y Salvador”.
¿Qué movimiento o movimientos poderosos desde las periferias puede impulsar el coaching pastoral?
Una de las distinciones claves de este tipo de coaching es “el movimiento”. Aristóteles decía que todo aquello que tiene vida se evidencia porque tiene movimiento. Este movimiento desde el coaching pastoral puede ser ad intra (hacia adentro) o ad extra (hacia el exterior). El coaching produce un movimiento en el ser (ontológico) desde un rediseño de observador hacia nosotros mismo donde vamos tomando conciencia del crecimiento que estamos haciendo y ensanchando nuestro mundo de posibilidades, pues no estamos quietos o estáticos, sino que somos movimiento, cambio y ese evento es transformacional en la medida que constatamos nuestro desarrollo que se da en el ser-estar en un punto de partida (movimiento 1) para ser-estar en un punto de llegada, es decir, hacia donde queremos estar (movimiento 2). El movimiento que es necesariamente en el ser (ontológico) es también un movimiento en el estar (sistémico) para alcanzar el fin (movimiento teleológico) alcanzando la cima deseada: ¡¡¡Atrévete a subir a la montaña!!!
El Espíritu Santo nos mueve, es su tiempo y desde esa presencia movilizadora en el coaching pastoral, ayudados de la Gracia, favor de Dios, respondemos a la llamada que Él nos hizo desde la eternidad: “ser hijos en el Hijo”. La Iglesia se mueve, camina peregrina hacia el encuentro con su Señor y en esa dinámica el cristiano rema mar adentro para llegar a puerto seguro con Cristo con Él y en Él. El coaching pastoral colabora con ese proceso de humanización que el cristiano necesita vitalizar en su ser y que hacer. Estamos en el mundo sin ser de él y colaboramos con la trasformación de la humanidad, cristianizando las realidades temporales. El coaching pastoral potencializa el liderazgo cristiano de los agentes de evangelización desde una perspectiva personal y comunitaria, moviliza un liderazgo socialmente responsable y ético para co-construir un mundo para todos. El líder cristiano necesariamente es un líder en movimiento de salida desde las periferias para las periferias existenciales, siendo discípulo misionero alegre del amor del Padre en Jesucristo, el mismo, ayer, hoy y siempre. Desde el coaching pastoral subimos a la montaña como hombres nuevos, asumiendo un liderazgo capaz de hacer líderes desde el corazón del Buen Pastor.
Preguntándonos poderosamente
¿Qué cima me gustaría alcanzar donde pueda ser – estar feliz y realizado?
¿Qué periferias debería recorrer para poder llegar a la cima deseada donde está esa zarza ardiendo de la presencia del Señor que me hace sentirme totalmente liberado de cualquier atadura?
¿Hay algún movimiento que no estoy haciendo y debería hacer o recuperar para llegar a donde quiero estar?
¿Qué acción poderosa debería diseñar con la ayuda de Dios para poder hacer sostenible la meta que quiero conseguir?